Lo que no puedes perder en un naufragio

Sam Polk en el libro For the Love of Money decía: <<En mi último año en Wall Street, mi bonificación fue de 3,6 millones de dólares y estaba furioso porque me parecía que no era lo suficientemente grande, pensaba que debería haber cobrado 8 millones>>. 

Puedes ganar una fortuna y pensar que eres pobre. Todo depende de dónde pongas el punto de mira.

Se trata de un juego peligroso, ya que nos acabamos identificando con el dinero que ganamos, y un ser humano es mucho más que una cuenta corriente. 

Una vez cubiertas las necesidades básicas, nuestra felicidad no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos. 

El dinero no es más que un medio de intercambio que nos permite acceder a bienes y servicios. Tú no eres tu coche, ni la casa en la que vives. Podría desaparecer todo y tu seguirías vivo y siendo la misma persona. 

No permitas que el dinero dirija tu vida, que condicione tus emociones y acciones. Y aún menos vivir frustrado por todo lo que no tienes.